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lunes, 9 de marzo de 2015

Homenaje a los que padecieron en el campo de concentración de Torremolinos

 
Torremolinos ( Málaga ) - 28/02/2015
Foro por la Memoria de Málaga. Publicada: 02/03/2015
El PSOE de Torremolinos organiza un homenaje a los que padecieron el internamiento en el campo de concentración de Torremolinos y invita y da la palabra a los representantes del Foro por la Memoria de Málaga.
 
Compañeros, compañeras, vecinos, amigos todos, nos encontramos hoy aquí, 28 de Febrero, Día de Andalucía, para dar testimonio de que en estos terrenos que pisamos ahora mismo, se alzó durante la Guerra Civil un ignominioso Campo de Concentración franquista, en una muestra más de la crueldad de ser humano con sus semejantes, en este caso que nos toca, de españoles con sus propios compatriotas españoles.

Sirva este acto, por tanto, para dar testimonio de nuestra voluntad tácita, como socialistas, de no olvidarnos nunca de ellos, de aquellos republicanos que sufrieron y murieron en el campo de concentración de Torremolinos, para que en el futuro, su recuerdo sea un espejo luminoso donde debamos mirarnos para no repetir jamás esas atrocidades. Por ello estamos hoy aquí reunidos.

Como algunos ciudadanos y compañeros han solicitado intervenir, a continuación cedo la voz a Miguel Cerón, miembro destacado del Grupo “Por la Recuperación de la Memoria Histórica” que tan admirablemente vienen investigando y trabajando desde hace años con enorme fe y constancia por la recuperación de la Verdad, la Justicia y la reparación de la Victimas del Franquismo.

Por tan encomiable y digno esfuerzo, ruego un aplauso para él. --Intervención de Miguel Cerón

-Intervención de Juan Cerrillo Sí, amigos, vecinos y compañeros, en estos terrenos en los que nos encontramos se alzó, entre marzo de 1938 y finales de 1939 un infernal campo de concentración sin barracones, ni letrinas, completamente al aire libre, cuyas alambradas comprenderían un rectángulo irregular cuyos extremos lo formarían hoy en día, la Casa de la Cultura, el muro sur del campo de fútbol el Pozuelo, el parque acuático Aquapark, linde a los pinos, las faldas de la loma donde se alza en Palacio de Congresos y desde allí, en línea recta hasta el centro de menores Virgen de la Esperanza, en el barrio del Calvario, incluyendo, por tanto, un buen tramo de la actual carretera variante, entonces inexistente.

Cerca había una pequeña escuela que sirvió de cuartel general y a partir de la cual se construyó la alambrada, hacia los manantiales. Era baja, de aproximadamente 1.5 metros pero con los alambres de espino entrelazados de manera que era imposible pasar a través de ella y tampoco saltar ya que cada trecho había un soldado dispuesto a disparar. Se apreciaba en su construcción la precipitación y la escasez de medios.

El hecho de que no hubiera luz hacía que por la noche se reforzara la guardia. Hubo, desgraciadamente, muchísimos hombres, cientos y cientos, todos republicanos, patriotas, soldados y civiles defensores del Gobierno Constitucional elegido por los españoles, confinados por aquellos militares rebeldes que se alzaron contra la República que les había dado los galones de mando.

En Abril de 1939 los presos censados eran 4.494. En el tiempo en que estuvo funcionando el campo de Torremolinos, pasaron por aquí miles de ellos, varones todos, muchos de la provincia de Málaga, pero también de otras provincias. Las condiciones de vida eran pésimas. Por la mañana se formaba a golpe de corneta, al mediodía recibían como única comida una latita de sardinas, y al anochecer se formaba otra vez y se realizaba el recuento. Estaban confinados entre alambradas, como he dicho antes, al aire libre, si llovía… el terreno se embarraba, se encharcaba el campo y todos se mojaban irremisiblemente pues no había lugar alguno para guarecerse. A duras penas algunos cavaban en el suelo y podían hacer un hueco que de poco servía si la lluvia era fuerte. Tampoco había servicios médicos, de forma que muchas personas murieron de enfermedad y de las lamentables condiciones que allí se daban. En zanjas abiertas se hacían las necesidades, cubriéndose de tierra cuando se llenaban y abriéndose otras. Por suerte había una alberca que servía para regar las tierras del cortijo en los alrededores del actual Palacio de Congresos, por lo que había alguna posibilidad de beber y lavarse. Los momentos más dramáticos tenían lugar cuando, por los altavoces del campo, eran llamados algunos presos, a los que no volvía a verse más.

Ante esta barbarie el comportamiento de muchas familias del pueblo fue extraordinario respondiendo al espectáculo tan lamentable e inhumano que podían observar, de forma que muchas de ellas se hicieron cargo de la comida para un preso concreto o un grupo de detenidos.

Os leo algunos de sus estremecedores testimonios. Conchi Quintana Escalona Mi familia iba a dar de comer a estas personas

Ana Maria Márquez Rosado Mi madre me contaba que las mujeres le llevaban comida a los prisioneros, y tenían que hacerlo a escondidas y entre los alambres de espino, muchas veces, al día siguiente algunos hombres ya no estaban, nunca se supo de ellos

Remi Fernandez Campoy Mi madre y otras personas que vivían en Santa Clara hacían ollas de comida y las llevaban a las pobres personas que estaban en pésimas condiciones

Salvador Vallejo Castillo Hoy me han comentado que mujeres del pueblo les lavaban la ropa a los presos en el lavadero de El Moro y que los piojos flotaban a cientos. Los presos estaban extremadamente delgados y dejaban a los que morían en una zanja que había detrás de los pisos del Cura.

Paco Gallardo Donaire Yo me sé esta historia, porque en mi familia la sufrimos e iban desde La Carihuela para llevarles comida a mi gente presa, es mas no llegué a conocer a mi abuelo paterno, porque por ser “rojo”, por no irse a Francia ,vivió de día en un pozo con doble fondo y de noche salía a dormir hasta que murió por una enfermedad.

Maria Gonzalez Cascado Mi madre iba a llevarles lo que podían de comida y decía que aquello estaba todo enfangado cuando llovía y les decían que rezaran para que no lloviera, ella me lo contó montones de veces y también que había días que llegaban buscando a un preso y ya no estaba. A algunos de estos vecinos caritativos les resultó caro su gesto, especialmente a las mujeres, pues a muchas les raparon la cabeza por este simple hecho humanitario.

las autoridades, no obstante, aceptaban a regañadientes esta entrega de alimentos puesto que el abastecimiento era difícil de cubrir diariamente. A la alambrada, era frecuente ver acercarse a muchas personas para preguntar si conocían a algún familiar perdido o para ver si estaban entre aquella inmensa masa.

Remi Fernandez Campoy Desde Santa Clara se oían por la noche los tiros desde la tapia del cementerio, y al día siguiente se comentaba: Han matado a fulanito!!! o a menganito!!! contaban mis padres horrorizados.

Inma Martín Pues sí. A mi me lo han contado y todo lo que he visto escrito es cierto. Venían con una lista de vez en cuando y se llevaban a los hombres de tal lista a Málaga y ya no se volvía a saber de ellos. Me contaban que los llamaban la quinta del chupete. Porque eran muy jóvenes

La poca seguridad del campo y, sobre todo, los traslados que al final de la guerra tuvieron lugar de muchos presos de la Prisión Provincial a las de otras provincias propició la acomodación en otros centros y la desaparición del campo a finales de 1939.

El Campo de Concentración de Torremolinos no presentaba diferencias esenciales con respecto a la organización y sistema de orden que otros de la provincia. De cualquier modo, resulta difícil imaginar el espectáculo que supondría aquel escaparate humano viviendo a la intemperie como muestra de la derrota ante la mirada del resto, en especial jóvenes falangistas procedentes de las filas de los vencedores, algunos de los cuales acostumbraban a pasear amenazadores alrededor de las alambradas.

Muchos de los presos pasaron a formar parte posteriormente de las colonias penitenciarias militarizadas y batallones de trabajadores extendidas por diversas provincias para la reconstrucción del país. Concretamente un batallón del campo de Torremolinos participó en la ampliación de las obras del aerómodro del Rompedizo, actual aeropuerto de Málaga. Algunos tuvieron la oportunidad de ser sacados clandestinamente con la ayuda de miembros de partidos políticos organizados desde Francia. No obstante fueron una minoría vinculada a los dirigentes, ya que la mayoría de los represaliados residieron parte de su vida en los centros de reclusión, bajo condiciones infrahumanas, en un ambiente de miedos y peligros en la "Málaga que nunca había sido de derechas". (Gran parte de lo leído por mí ha sido Extraído de los libros "Málaga entre la guerra y la postguerra", tesis doctoral de la profesora de Historia doña Encarnación Barranquero y el libro "Viva Franco. Hambre, Racionamiento, Falangismo. Málaga 1939-1942, de la también profesora de Historia, doña Matilde Eiroa).

No obstante haberse producido esta vergüenza en nuestra ciudad, el alcalde de Torremolinos, hace apenas unas semanas, como si desconociera los horrores que en este campo vivieron unos 4.000 presos del franquismo, ha asegurado en un pleno municipal que "en el Cortijo del Moro NO HUBO UN CAMPO DE CONCENTRACION, SI NO DE INTERNAMIENTO (...)”. Para este antiguo miembro de la Falange y Comisario local del Movimiento franquista, falsear la historia o intentar reescribirla parece últimamente uno de sus vergonzosos y patéticos cometidos. No satisfecho con esta humillante deformación del concepto histórico de estos sanguinarios recintos ha añadido que “un campo de internamiento no tiene nada que ver con un campo de concentración”. Para los historiadores, únicamente existe una definición clarificadora: “Un campo de concentración, o campo de internamiento, es un centro de detención o confinamiento donde se encierra a personas por su pertenencia a un colectivo genérico en lugar de por sus actos individuales, sin juicio previo ni garantías judiciales”.

Por ello, para que no echemos en el olvido esta dolorosa etapa de nuestra historia, la Junta de Andalucía ha declarado recientemente Lugares de Memoria Histórica 34 enclaves representativos de la represión franquista. Son espacios, en las ocho provincias andaluzas, que incluyen fosas comunes, cementerios, cárceles, antiguos campos de batalla, rutas guerrilleras y refugios antiaéreos. En aquellos Lugares en los que, por sus características sea factible, se procurará realizar una identificación permanente mediante una señalización adecuada. Los lugares de memoria histórica se irán ampliando y hemos solicitado que este campo de concentración sea incluido.

Finalmente, para todas aquellas personas republicanas, defensoras de la legalidad constitucional vigente que sufrieron la represión franquista, nuestro más sincero testimonio de respeto y recuerdo depositando en estos terrenos que hoy pisamos esta simple corona con los colores de aquella república que defendieron hasta la muerte y por lo que os pido a todos un minuto de silencio. Gracias.

1 comentario:

  1. Para Inma Martín. No eran la quinta del chupete. Eran la quinta del Biberón y mi padre, de Albacete, que fue reclutado por la República cuando estudiaba en el instituto de Albacete ¡con 16 años! estuvo en el frente de Jaén y cuando perdieron la guerra, fue enviado unos meses al campo de Torremolinos. Exactamente era así, como se cuenta en estos comentarios. Pero, lo peor fue que, después de 3 años de guerra, tuvo que hacer dos años de mili con los que la ganaron.

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