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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Andrés Fernández: «El trabajo de San Rafael se inició antes de la excavación y seguirá»

Andrés Fernández, en el rectorado de la UMA. Arciniega

·El especialista pasa revista a los trabajos de exhumación que ha codirigido en las provincias de Málaga y Granada
·«Existen fosas que nunca podrán ser exhumadas»
·El arqueólogo malagueño analiza la repercusión de las excavaciones del cementerio de Málaga
Laopinióndemálaga.es / LUCAS MARTÍN / 16 de noviembre de 2011
A pesar de su juventud, Andrés Fernández se ha convertido en una referencia en las investigaciones ligadas a la memoria histórica. Su trabajo en San Rafael ha servido, según los especialistas, para definir el protocolo nacional de actuación en materia de excavaciones. El próximo diciembre impartirá una conferencia en Argentina sobre el tratamiento de fosas comunes. Ayer presentó la memoria del antiguo cementerio en el Seminario Internacional sobre Archivos y Derechos Humanos.

Los trabajos de San Rafael han sido objeto de elogios y consideraciones internacionales. ¿Qué es lo que los hace tan sobresalientes? ¿Acaso el número de restos recuperados?

Por un lado están las dimensiones, que son sobrecogedoras. El número de cuerpos rescatados y de víctimas notificadas la convierten en la excavación de este tipo más ambiciosa de Europa occidental, al menos, desde que se aplica la metodología moderna, con la pretensión de catalogar los restos de manera individualizada. Ha sido un trabajo que comenzó mucho antes de la exhumación, con testimonios orales de familiares y una investigación paralela de archivo que todavía continúa, a cargo de Francisco Espinosa.

¿Qué resta por saber de lo ocurrido en el cementerio?

La primera fase ha terminado. Ahora queda pendiente la construcción del monumento funerario. El trabajo de archivo ya ha documentado el fusilamiento de más de 4.400 personas en el camposanto, con nombre y apellidos. De ellas, se han recuperado los cuerpos de casi 3.000. Alrededor de 600 fueron sepultadas en nichos individuales y otras 1.000, trasladadas al Valle de los Caídos.

¿Se superaron las expectativas iniciales? ¿Cuántos de esos restos podrán ser identificados?

La magnitud ha sido mucho mayor de lo que se pensaba. Hay que tener en cuenta que en los estudios referenciales, como la tesis doctoral de Encarnación Barranquero, hablaban de alrededor de 2.500 personas. Resulta difícil precisar cuántas podrán identificarse. Debemos ser realistas con los familiares; las pruebas de ADN son costosísimas y en algunos casos técnicamente complicadas. Muchos restos fueron bañados en cal viva, lo que dificulta la toma de muestras.

Las excavaciones permanecieron al margen de la polémica suscitada en otros territorios...

Nosotros comenzamos en 2006, antes de que se aprobara la ley, con el acuerdo y la voluntad de todas las administraciones, de partidos de diferente signo político. Cuando surgió la controversia, la dinámica era la misma, seguir trabajando y seguir igual, antes, en medio y después. Como dice Espinosa, los trabajos se iniciaron con Aznar, siguieron con Zapatero y lo harán también con el Gobierno que salga el próximo 20 de noviembre.

Supongo que le tocaría vivir momentos duros durante las exhumaciones...

Los hubo, cuando excavas la tierra y sacas restos de mujeres embarazadas, por ejemplo, te resulta emocionalmente impactante, muy duro. No es lo mismo trabajar en exhumaciones con restos medievales, que en estos casos, en los que tienes todos los días delante la cara de los familiares. Me acuerdo de una época en la que soñaba constantemente con huesos que no cabían en la caja, el trabajo te absorbe y no puedes parar hasta que esté concluido. Una investigadora francesa me preguntó una vez si al equipo nos ha hecho falta ayuda psicológica; siempre digo lo mismo, la mejor ayuda psicológica nos la han brindado los familiares, con su cariño y su trato.

¿Le ha resultado difícil distanciarse emocionalmente de la investigación?

Eso es algo que siempre se recomienda cuando se hace un trabajo técnico, pero creo que en casos como éste no se puede disociar la parte científica de la parte humana. Todos los días oías testimonios de personas mayores que te impresionaban; en algunos casos no podías contenerte y te emocionabas. Este trabajo nos ha permitido conocer a personas excepcionales, y tener una gratificación que va mucho más allá de la mera investigación. El diálogo de miradas con un familiar mientras sacábamos los restos que podían ser de su padre, su agradecimiento, es una satisfacción indescriptible.
¿Sería posible llevar a cabo una investigación igual de ambiciosa acerca de la Carretera de Almería?

Precisamente, ése es uno de los trabajos que estamos elaborando ahora y no sólo desde la perspectiva de Málaga, sino también de la de Granada. Se trata de un proyecto que han impulsado las asociaciones de víctimas y de memoria histórica de ambas ciudades, que cuenta con historiadores como Maribel Brenes, y que está intentando recuperar toda la documentación sobre la huida hacia Almería; desde archivos a cuadernos náuticos de los barcos que intervinieron.

¿Qué supone para un investigador trabajar en un proyecto como San Rafael?

Ha sido, sin duda, un lujo y un privilegio. Probablemente sea lo más bonito que haga en toda mi carrera.

¿Cuántos campos de exterminio quedan por investigar en España?

Eso resulta difícil de determinar. El del antiguo cementerio de San Rafael de Málaga es el más grande de los investigados hasta el momento. Se habla de grandes fosas en puntos como en Badajoz. No siempre será posible exhumarlas, no sólo por las cuestiones burocráticas, sino también a nivel técnico; algunas son inviables.

¿Sintió algo parecido cuando llegó por primera vez a San Rafael?

Cuando llegué por primera vez me di cuenta de las dimensiones a las que nos enfrentábamos. Una parcela de 70.000 metros cuadrados, con la única indicación de una tapia y miles de documentos y testimonios familiares. Disponíamos de las prospecciones del Instituto Andaluz de Geofísica, pero eso no quita que sintiésemos que en cualquier momento podíamos topar con más restos. El hecho de golpear con la pala y encontrarte con 250 cuerpos en apenas cincuenta metros y saber que no son los únicos, que quedaban otros miles bajo la tierra. Muchos con objetos personales, restos que revelaban oficios, trabajo de campesinos, la dureza de los fusilamientos.

Documentales extranjeros, reportajes en la prensa internacional. Da la impresión de que la exhumación ha tenido más repercusión fuera de Málaga...

Sí, quizá dé la sensación de que aquí se ha pasado de puntillas por su importancia. Se han hecho, como dice, documentales y reportajes en Estados Unidos, Finlandia, Italia, Alemania, Francia, Inglaterra, Chile... La difusión ha sido enorme fuera de España.

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