Trabajos de catas realizadas en el cementerio de Ronda |
La Asociación de la Memoria Histórica de la ciudad cree que sólo hay víctimas republicanas
malagahoy.es - Antonio Moreno, Ronda 08.08.2013
La sombra de la duda comenzaba a extenderse ya sobre los trabajos que se
llevan a cabo en el Cementerio de Ronda para localizar los restos de
los fusilados durante la Guerra Civil, iniciados el pasado 19 de junio y
que hasta ahora no habían arrojado resultados positivos. Las catas,
iniciadas hace escasas fechas, empiezan a dar sus primeros frutos, según
confirmó a este periódico el presidente de la Asociación de la Memoria
Histórica de Ronda, Francisco Pimentel.
Si se preveía que los trabajos se alargasen un mes, el plazo ha tenido que ser prorrogado debido a las dificultades surgidas durante el proceso. Pimentel explicó que las primeras catas se realizaron en los laterales de las fosas, con el fin de respetar al máximo los restos. Pero estas primeras inspecciones no sacaron a la luz los hallazgos esperados, pese a que sí se detectó tierra removida.
Este hecho contradecía las estimaciones que apuntaban a que podrían albergar hasta 3.000 fallecidos, lo que haría de estas fosas unas de las más importantes de España y la segunda en la provincia tras las de San Rafael, en la capital. No obstante, los documentos oficiales hablan de 1.607 fusilados, una cifra a la que habría que añadir las ejecuciones realizadas desde el comienzo del conflicto hasta marzo de 1937, así como las condenas derivadas de procesos de los que no se tiene pruebas documentales, según el responsable de la asociación.
El fracaso de estas primeras tareas provocó que se decidiera acometer prospecciones en otros puntos de la losa, que esta vez sí revelaron la existencia de restos humanos. También se han encontrado capas de carbón que parecen indicar que a algunos de los cuerpos se les prendió fuego, ya fuera antes o después de ser depositados en la fosa.
A la luz de los indicios obtenidos, el colectivo mantiene la tesis de que las sepulturas solo acogen fallecidos del bando republicano, pese a la creencia general de que en el camposanto también habían sido enterradas las víctimas del banco nacional.
Las catas buscan delimitar la ubicación exacta y las proporciones de las fosas existentes en el recinto, así como la profundidad a la que se encuentran los cuerpos, una operación previa necesaria antes de proceder a la exhumación de los restos y su posterior entierro individual, en el caso de que sus familiares así lo autoricen.
Si se preveía que los trabajos se alargasen un mes, el plazo ha tenido que ser prorrogado debido a las dificultades surgidas durante el proceso. Pimentel explicó que las primeras catas se realizaron en los laterales de las fosas, con el fin de respetar al máximo los restos. Pero estas primeras inspecciones no sacaron a la luz los hallazgos esperados, pese a que sí se detectó tierra removida.
Este hecho contradecía las estimaciones que apuntaban a que podrían albergar hasta 3.000 fallecidos, lo que haría de estas fosas unas de las más importantes de España y la segunda en la provincia tras las de San Rafael, en la capital. No obstante, los documentos oficiales hablan de 1.607 fusilados, una cifra a la que habría que añadir las ejecuciones realizadas desde el comienzo del conflicto hasta marzo de 1937, así como las condenas derivadas de procesos de los que no se tiene pruebas documentales, según el responsable de la asociación.
El fracaso de estas primeras tareas provocó que se decidiera acometer prospecciones en otros puntos de la losa, que esta vez sí revelaron la existencia de restos humanos. También se han encontrado capas de carbón que parecen indicar que a algunos de los cuerpos se les prendió fuego, ya fuera antes o después de ser depositados en la fosa.
A la luz de los indicios obtenidos, el colectivo mantiene la tesis de que las sepulturas solo acogen fallecidos del bando republicano, pese a la creencia general de que en el camposanto también habían sido enterradas las víctimas del banco nacional.
Las catas buscan delimitar la ubicación exacta y las proporciones de las fosas existentes en el recinto, así como la profundidad a la que se encuentran los cuerpos, una operación previa necesaria antes de proceder a la exhumación de los restos y su posterior entierro individual, en el caso de que sus familiares así lo autoricen.
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