Sur.es- Málaga- Amanda Salazar 3/2/13
Se le conoce como el campo de los españoles. Entre los
años 1938 y 1945 unos 7.000 refugiados republicanos fueron víctimas del
Holocausto nazi y la mayoría de ellos fallecieron entre los muros del
campo de concentración austriaco de Mauthausen. Alrededor de 1.100 de
las víctimas fueron andaluces y 148 malagueños, según los registros
oficiales. Solo unos pocos salieron de allí con vida después de sufrir
los trabajos forzados, el hambre y el miedo hasta que fueron liberados
por las tropas norteamericanas a cargo del general Patton al final de la
II Guerra Mundial.
Pero fueron muchas más las vidas que quedaron truncadas
por la barbarie nazi. Las familias de los fallecidos tuvieron que
sobreponerse a la pérdida, sin tener la certeza de lo que les había
ocurrido a sus seres queridos. Hasta décadas más tarde, no recibieron
los primeros certificados de defunción y nunca lograron recuperar sus
cuerpos.
Hasta los años 70, Alemania no asumió su responsabilidad e
indemnizó a las familias de las víctimas, mayoritariamente a las viudas
de los presos -apenas una treintena de los fallecidas en Mauthausen
fueron mujeres españolas. Aunque en un gran número de casos fueron los
descendientes quienes tuvieron que indagar durante años en los archivos,
salvando la distancia del idioma y ayudados por asociaciones de la
memoria hasta conseguir un documento que probase que su padre había
muerto en el campo del horror.
A principios del siglo XXI, el Gobierno francés fue más
allá. En el año 2000, reconoció el derecho a una indemnización a los
huérfanos cuyos padres fueron víctimas de persecuciones antisemitas y
racistas durante la II Guerra Mundial. Un año después, varias
asociaciones solicitaron al Ejecutivo galo que otros huérfanos pudieran
acogerse a esas indemnizaciones.
Un reconocimiento tardío
En julio del 2004, un decreto reconoció que los
descendientes de los españoles que fueron capturados en Francia y que
fallecieron en Mauthausen también tenían derecho a la compensación. El
Gobierno galo se hacía así responsable de las deportaciones de los
republicanos españoles que, tras la Guerra Civil, se habían refugiado en
suelo francés y que incluso lucharon en las filas de la resistencia
contra las fuerzas de Hitler. Cuando estas tropas cayeron, los franceses
abandonaron a su suerte a los españoles expatriados en su territorio.
Sin embargo, hacer llegar estas indemnizaciones a los
huérfanos españoles de Mauthausen no ha sido tarea fácil. A pesar de que
la información es pública y de que las asociaciones de la memoria se
encargaron de difundirla, muchas familias se quedaron al margen. La
labor de la investigadora sevillana Pilar Pardo ha sido vital para que
muchos descendientes hayan podido verse beneficiados. Gracias a su labor
constante desde el año 2008 ha ido buscando uno a uno a los hijos de
los fallecidos y les ha ayudado a tramitar su indemnización. 18 de estas
personas son hijos de deportados andaluces.
María (82) y Manuel Peña Lara (87) son dos de los
huérfanos malagueños que ya han podido recibir la reparación, que
consiste en un pago único de 27.000 euros por hijo o de una pensión
vitalicia de 500 euros al mes. La última vez que vieron a su padre con
vida tenían cinco y diez años respectivamente. Su progenitor, Manuel
Peña Lara (Archidona), firme defensor de la República, falleció en
Mauthausen el 16 de noviembre de 1941. Su esposa, también natural de
Archidona, no vivió lo suficiente para recibir su certificado de
defunción, que llegó hace dos años.
Dos hermanos sin padre
La vida de María y Manuel no ha sido fácil. Vivieron la
guerra desde lejos porque sus padres se habían instalado en Orán poco
antes del 36. Cuando acabó la contienda, sus padres decidieron marcharse
a Barcelona para cruzar a Francia y, desde allí, intentar reunir a la
familia. La última foto que conservan de su padre es precisamente de esa
época en la Ciudad Condal. Pero la situación se puso muy difícil. Solo
el padre pudo cruzar la frontera. La madre, volvió a Melilla sola a
reunirse con sus hijos, esperando instrucciones para poder
reencontrarse. Pero nunca más se vieron. Antes de caer en manos de los
nazis, escribió dos postales desde Francia. Después, el silencio. María
señala que la pensión no compensa todo el dolor que han sufrido, y que
desde luego llega tarde. Pese a todo, decidieron pedirla porque «a
nuestra edad podemos necesitar el dinero para una residencia».
Huérfano y superviviente
El caso de José Marfil (Rincón de la Victoria) es aún más
duro. Su padre, José Marfil Escabona (Fuengirola), falleció en
Mauthausen el 26 de agosto de 1940. Pero él mismo también fue un preso,
y uno de los pocos supervivientes del campo de concentración austriaco.
Desde Francia, donde reside a sus 90 años, explica que nunca ha
olvidado el horror vivido allí, los pijamas de rayas con los que se
vestían ni la crueldad de la mano del hombre que vio dentro de esos
muros. Tenía 19 años cuando llegó. Le apresaron junto a su padre cuando
luchaban junto al ejército francés, aunque nunca lo volvió a ver.
Sobrevivió, dice, por pura casualidad y gracias a sus dotes como
carpintero. Aunque cobra una pensión como víctima, pudo acogerse a la
ayuda como descendiente.
Josefa Téllez Sánchez -hija de Juan Téllez Moreno (Jimera
de Líbar) fallecido en Mauthausen el 14 de noviembre de 1941- no pudo
disfrutar de su indemnización. Falleció solo dos días después de recibir
el pago de 27.000 euros por parte del Gobierno francés, a los 82 años.
«Llega muy tarde, porque cuando realmente habría hecho falta fue cuando
tuvieron que salir adelante sin un padre cuando eran niños», dice su
hijo.
LOS FALLECIDOS PUEBLO A PUEBLO:
LOS FALLECIDOS PUEBLO A PUEBLO:
Este es mi pequeño homenaje a las victimas de Periana y Casabermeja, aquí os dejo el enlace. Un saludo
ResponderEliminarhttp://www.perianaypedanias.com/2013/01/solo-quien-recuerda-puede-olvidar.html