Málaga 11/1/14 PCPE
Miembros del partido y de los CJC de
Málaga han asistido a la inauguración del monumento a los más de 4000 fusilados
por el regimen entre febrero de 1937 y 1944. En el transcurso del acto, hemos
repartido entre los asistentes una hoja con el siguiente texto:
RECORDEMOS EL PASADO, LUCHEMOS POR EL
FUTURO
“Los fascistas
no son como los hongos, que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos
los que han plantado los fascistas, los han querido, les han pagado. Y con los
fascistas, los patronos han ganado cada vez más, hasta no saber dónde meter el
dinero”. Novecento.
La
barbarie fascista que asoló España durante décadas de terror, dejó rastro en
forma de fosas comunes en la gran mayoría de ciudades y pueblos. El malagueño
cementerio de San Rafael ha albergado durante décadas de silencio y miedo los
cuerpos de las personas antifascistas asesinadas por los sicarios de Franco, que
ejecutaron a la perfección el plan diseñado por los golpistas: paralizar
mediante el terror al movimiento obrero y popular. Lograron vender la
resistencia del pueblo, acabando con la vida de aquellos que luchaban por
construir una sociedad diferente, al servicio de los trabajadores/as y las
clases populares.
Esos terribles crímenes contaron con el amparo y la
justificación de quienes se presentan como “mártires” de aquella “cruzada”, de
quienes honran en grandes templos a sus “caídos por Dios y por España” mientras
las víctimas del fascismo siguen en las cunetas y en las fosas comunes. Gloria
para los vencedores; humillación, miedo y silencio para sus víctimas. Y al mismo
tiempo que siguen beatificando a sus muertos, repiten la cantinela de que la
memoria histórica de la lucha antifascista solo sirve para reabrir heridas. La
vergonzosa desmemoria sufrida durante décadas ha humillado a las víctimas y permitido que muchos colaboradores directos e
indirectos del franquismo se presenten como “demócratas ejemplares”.
El
cambio político tras la muerte del tirano trajo avances para el pueblo, pero permitió que todo cambiara para que lo
esencial siguiera igual hasta hoy: el absoluto dominio del gran capital. El mismo
gran capital que financió el golpe fascista, que medró más aún al amparo del
régimen franquista, que aniquiló al movimiento obrero para explotar más y mejor
a los trabajadores y trabajadoras. Sin el apoyo decidido de las grandes fortunas
de España y de las potencias fascistas europeas, el alzamiento franquista habría
fracasado. No podemos permitir que siga oculta la memoria de quienes lucharon
por los derechos de la clase obrera y el pueblo, ni tampoco olvidar lo que es
capaz de hacer el capital cuando se siente amenazado.
Hoy
día los herederos políticos del franquismo, transmutados en demócratas de toda
la vida, siguen gobernando a favor de los más ricos y poderosos. En plena crisis
capitalista, no solo dilapidan nuestros derechos sociales y laborales, sino que
endurecen su represión, cuestionando incluso derechos básicos como el de huelga
y manifestación; todo ello en un sistema político pensado para que gobiernen los
de siempre al servicio de los de siempre.
Quienes están aún en las fosas comunes no luchaban por
esta pseudodemocracia al servicio del gran capital, luchaban
por una sociedad distinta, libre de explotación, al servicio de la clase obrera
y las clases populares. Ahora más
que nunca debemos luchar por esa nueva sociedad que ellos/as soñaron y que
nosotros/as podemos conquistar. Para eso, necesitamos reforzar nuestros
sindicatos y los movimientos sociales, y unir las luchas en un único frente
obrero y popular.
La
lucha de hoy es el mejor homenaje a nuestros antepasados, y la única manera de
conquistar un futuro mejor.
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