José Rojano y su esposa Juliana |
Francisco pimentel - La Voz de Ronda 05.09.2015
No voy a
morir !!! Con esta extraordinaria frase José Rojano nos infundía valor y
confianza el pasado día 22 de Julio a Jehanne, a su compañera Juliana y
a mí mismo cuando pasamos tantas horas hablando de sus vivencias, de su
lucha contra la dictadura, de sus sufrimientos, huidas,
encarcelamientos, penurias, y de yo qué sé cuantas cosas… porque una
vida de guerrillero urbano sin armas tan intensamente vivida requeriría
muchas horas, días, semanas para ser registrada y aún se quedarían
muchas cosas sin ser contadas, ni oídas y ahora ya se quedarán sin que
nunca las sepamos porque José nos ha dejado el pasado día 30 de Agosto.
Y digo que nos ha dejado porque no ha muerto… su extraordinaria vida va
a continuar ayudándonos a todos porque dio su cuerpo a la ciencia para
investigación. Así lo quería, lo dejó dicho y escrito y así lo han
cumplido Juliana y su familia. Nosotros los amigos nos hemos enterado
cuando al recibir la mala y triste noticia preguntamos el sitio y la
hora para ir a despedirlo…
Así era José. Esa clase de hombres
que hacen las cosas sin decirlas a nadie. Que las hacen porque hay que
hacerlas. Que las hacen porque son las cosas que hay que hacer y ellos
las hacen sin darle mayor importancia. Como las hicieron nuestros
antepasados cuando se enfrentaron al fascismo y lucharon por la
libertad, la igualdad y la fraternidad contra la maquinaria de guerra
más grande que había entonces, contra los dominadores del mundo, contra
aquellos que querían convertirnos en súbditos en vez de ciudadanos.
José estaba muy mal de salud cuando estuvimos a verlo pero lo
disimulaba muy bien. Pasó horas y horas hablando, riendo y cantando con
nosotros… canciones de la resistencia, canciones de la república,
canciones por el socialismo y la libertad…
Pero mucho de ese
tiempo lo pasamos hablando sobre los tres años que estuvieron Juliana y
él, ambos ya jubilados, en el cementerio de San Rafael durante las
“excavaciones” de las fosas de los asesinados por Franco. Juliana tenía
allí a su padre y había albergado la esperanza de encontrarlo después de
pasar toda la vida con el deseo de recuperarlo y darle digna sepultura.
Juliana había recibido de su madre la carta de despedida de su padre
escrita a lápiz, que con su permiso publicaré más adelante. Y esa carta
les acompañó siempre.
José y Juliana son los primeros que
protestaron por la forma en que se estaban haciendo las exhumaciones de
nuestros familiares republicanos. Son muchas las tropelías que aquellos
que estaban al frente de los trabajos les hicieron para que se fueran y
no vieran nada. José me decía que no comprendía como era posible que
estuviera al frente de aquello un personaje que entre otras desgracias
había arrollado a dos ciclistas profesionales, como era posible la
cantidad de dinero que se llevaban entre unos y otros, que como era
posible que los huesos los amontonaran… tantas cosas… que… su protesta,
su forma de entender la lucha contra el fascismo continuaba para la
dignificación de nuestros héroes, de nuestros familiares… amargamente el
22 de Julio pasado José decía que nuestros partidos y sindicatos se
habían instalado en el poder y habían olvidado a los suyos… tanto a los
vivos como a los torturados y a los asesinados por querer un mundo bueno
y equilibrado.
Gracias a José Rojano y a Juliana Sánchez en
Ronda pudimos evitar que los mismos, con la ayuda del poder, hicieran
otra excavación desastre y gracias también a Miguel Cerón y Rafi Torres,
y a María José Barreiro López de Gamarra, que han denunciado
abiertamente tanto como han podido y a Francisco Torres Rodríguez que ha
escrito el libro “Málaga y su holocausto” describiendo parte de lo que
yo califiqué en El Escorial como destrucción de las pruebas de los
delitos cometidos por Franco, su pandilla de asesinos y sus valedores.
El reencuentro con los compañeros de exhumación José Rojano, Juliana sentados, de pié yo, su hija, y Juan de Rute el 11 de enero durante la inauguración del pateón a las vicitmas de San Rafael |
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