28/1/12
Estamos aquí reunidos, para denunciar que la impunidad sigue siendo hoy en día pedestal sobre el que se sustentan los actuales poderes fácticos en nuestro país, ya que son directos herederos de los anteriores y dispuestos a que la Historia siga siendo un espacio en el que ellos deciden las “reglas del juego”, las cambian a su antojo cuando no les son favorables y no dudan en cometer los crímenes más execrables en nombre de cualquier causa aparentemente noble. Nunca se suelen sentar en el banquillo de los acusados y suelen ser siempre los abanderados de “reconciliaciones” y “modélicas transiciones”.
En los últimos años hemos visto como se procesaba a criminales contra la Humanidad de todo el planeta pero los de aquí –gracias a “la modélica transición”- iban muriéndose en la cama con obituarios que nos contaban su intachable historial “democrático”. Un claro ejemplo lo tenemos en la muerte de Manuel Fraga Iribarne. En su casa, en la cama y en paz, como han muerto y mueren en España los cómplices del terror. Pero como indicábamos anteriormente, gracias a ese engaño llamado transición que convirtió a este país en un país sin memoria, hemos tenido que soportar cómo los mercenarios del sistema le ensalzaban con notables panegíricos, contándonos su contribución a la democracia, su compromiso con el pueblo español y su nobleza de pensamiento. Hasta más de uno hablaban sobre lo buena persona que era. Pero como muy bien decía Juan Carlos Monedero en un artículo: Te mueres pero no olvidamos. Te va a acompañar siempre nuestra memoria. Como cómplice de asesinos. Como franquista. Como arrogante. La calle era tuya. Nuestro es el desprecio. Dijiste que había que reprimir con mano dura en Vitoria. Y llenaste Vitoria de muertos. Cuánta muerte te ha acompañado siempre.
El franquismo duró varias generaciones –es más, podríamos atrevernos a decir que todavía existe, al menos en el terreno ideológico- y ni los que torturaban y mataban “por Dios y por España” en los años treinta y cuarenta, ni los que lo hicieron en las décadas siguientes fueron nunca procesados. Esto ya es, de por sí, muy grave, pero si hay algo más grave aún es la falta de reconocimiento jurídico de sus víctimas. La justicia española, aplicando criterios de extraterritorialidad, lleva años procesando a autores y responsables de crímenes contra la Humanidad en países del Cono Sur americano. Nos permitimos recordar que coincidiendo con los años de máximo rigor de la represión en Argentina o Chile, por ejemplo, en el Estado Español se torturaba a los antifranquistas en la Dirección General de la Seguridad de la Puerta del Sol y en muchos otros cuartelillos y comisarías; se fusilaba mediante sentencias emitidas por consejos de guerra ilegítimos, sin que se respetasen las más elementales garantías procesales, sustentándose en pruebas y testimonios obtenidos por medio de la tortura; se cometían crímenes de estado como los de Montejurra y Vitoria. Todos estos casos deben considerarse como crímenes de lesa humanidad, y por esta naturaleza, jamás prescriben.
La Legislación Penal Internacional se basa en tres derechos: el Derecho a la Verdad, el Derecho a la Justicia y el Derecho a la Reparación. Tal como hemos visto a lo largo de los años, la falta de voluntad política y la pervivencia en numerosas instituciones del estado –en especial, en la judicatura, en las fuerzas armadas y en las de orden público- de verdaderos herederos ideológicos del franquismo -con la bendición de la jerarquía de la Iglesia Católica, por supuesto- están impidiendo que ninguno de estos tres derechos se haga efectivo. No quieren que se haga justicia con las víctimas de la ilegal -y condenada por la ONU, por su carácter fascista- dictadura del general Franco.
Ha llegado el momento de solicitar abiertamente la declaración de nulidad de la Ley de Amnistía de 1977 para que ningún juez o autoridad administrativa vuelva a citarla como válida y eficaz. Corresponde al Gobierno de España iniciar la tramitación de esa declaración y sobre él pesará no hacerlo. También corresponde al Gobierno impulsar el procesamiento de los criminales franquistas y a la Fiscalía llevar a efecto las diversas acusaciones.
Convocamos a todo el movimiento memorialista y a las fuerzas políticas democráticas a que, de forma conjunta y coordinada, denuncien la nulidad de la Ley de Amnistía y exijan el cumplimiento de los tres principios del Derecho Internacional.
También queremos denunciar que por muchos años que hayan pasado, no es de un país que se autodenomina democrático, mantener símbolos de enaltecimiento del fascismo, golpes de estados o apologías del exterminio, asesinato y segregación. Siempre será una cuestión del presente la manera de definirnos como ciudadanos y qué Estado elegimos tener; si uno que permanezca impasible ante los restos de más de cien mil personas bajo tierra, o uno que sienta que es deber de justicia investigar esos crímenes y actúe de acuerdo a ello.
También es del presente la herida de las víctimas, incluso los de segunda generación. También los nietos y nietas carecen de una explicación, una lógica de la historia de sus ascendentes, un conocimiento próximo e íntimo de las injusticias y sus consecuencias. La herida de los supervivientes de la represión, de la censura, de la restricción de libertades, es una herida no cerrada. Para que cierre necesita Verdad, Justicia y Reparación. Mientras, será una pregunta sin respuesta, un dolor sin cicatriz; la confirmación de vivir en un entorno donde los crímenes de Lesa Humanidad son olvidados y tapados bajo fosas a las afueras de los pueblos, o en las cunetas o en el silencio de una anciana.
Es cuestión de todos y todas, es cuestión del presente, forjarnos un país mejor; sin injusticias, ni silencios ni desigualdades. Porque los crímenes contra la humanidad perpetrados por el régimen franquista deben recibir el mismo tratamiento que los crímenes contra la humanidad perpetrados por el nazismo.
Por todo ello exigimos:
- La anulación de todos los actos jurídicos del franquismo, incluidos todos los procedimientos sumariales (militares y civiles) y administrativos (depuraciones e incautaciones de bienes) instruidos por este régimen contra los opositores políticos.
- Eliminación inmediata y completa de la simbología de homenaje y reconocimiento a la dictadura, al golpe de estado del 18 de julio, y a la colaboración del franquismo con el régimen nacionalsocialista en la guerra mundial.
- Aplicación de la normativa internacional sobre Derechos Humanos (crímenes de guerra, de lesa Humanidad, desapariciones forzadas, inhumaciones ilegales, etc.), partiendo por la anulación de la Ley de Amnistía de 1977, tal y como hizo el Parlamento de Argentina con sus leyes de Punto Final y de Obediencia Debida.
- Desarrollo de políticas públicas activas de memoria orientadas al reconocimiento social, la explicación histórica y la socialización de los valores de los defensores de la legalidad democrática republicana y los resistentes antifranquistas. Así como su inclusión en los libros de historia de primaria y secundaria.
- Establecimiento de marcos de interlocución y colaboración permanentes entre las instituciones y las asociaciones de víctimas, de derechos humanos y de recuperación de la memoria histórica democrática.
Por un país que no permita que las atrocidades sean olvidadas. Por el reconocimiento de la lucha por la democracia y las libertades. Por la vida destrozada de muchas personas. Por el silencio de otras tantas. Para que las injusticias sean sentidas como una cuestión de todos y todas. Porque no cedemos en la esperanza de un mundo mejor:
VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN.