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sábado, 12 de septiembre de 2015

Paco Ferrer: «Quién quiera conservar la Feixina, que se lo lleve a su casa»



Traducción Estación Malagueña

dBalears ha hablado con Paco Ferrer, superviviente de los ataques del crucero Baleares a la denominada 'carretera de la muerte', entre Málaga y Almeria

dBalears - Sílvia Portell | 09 setembre 2015
dBalears ha hablado este martes con Paco Ferrer, superviviente de los ataques del crucero franquista Baleares (al cual está dedicado el monumento de la Feixina) a la llamada 'carretera de la muerte', entre Málaga y Almeria.

Ferrer, que vive en Mallorca desde el año 1960, ha querido salir al paso de las declaraciones de ARCA y dar su punto de vista sobre el monumento y todo aquello que lo rodea.

En los últimos días la entidad proteccionista ARCA se ha vuelto a mostrar en desacuerdo con el Ayuntamiento de Palma sobre la retirada del monumento de la Feixina. La semana pasada la entidad se manifestaba disconforme con los argumentos de Corte y de las entidades que velan por la recuperación de la memoria histórica. ARCA asegura que el monumento «no es un monumento fascista. Es originalment un monumento a unas víctimas mallorquinas. Ahora es un monumento que recuerda el hecho y aboga por la paz.»

Paco Ferrer nació el año 1929 en Málaga; el año 1936 su familia partió hacia Almeria por la que sería llamada, tiempo más tarde, "la carretera de la muerte". A la altura de Almuñecar (Granada) la expedición ya no pudo continuar adelantando: el primer contratiempo fue el mal tiempo; el segundo, el crucero Baleares y dos barcos falangistas más, que les vallaban el paso disparando cañones contra los acantilados que hacían que las rocas les vallaran el paso o les cayeran encima directamente. La acción del ejército franquista sobre los huidos por la carretera de Almeria provocó entre 3.000 y 5.000 muertos, la mayoría civiles. Ante todo, la evidencia y el elevado número de muertos, el ejército de Franco siempre negó haber disparado contra la población civil.

Paco Ferrer nos explica su experiencia personal a la "carretera de la muerte" y las circunstancias que llevaron a su familia a partir de su casa. Pero también nos habla de la desagradable sensación que tuvo el día que vio el monumento de la Feixina en Palma. «Se me revolvió el estómago cuando vi a que iba dedicado aquel monumento», explica. «Dejé de pasar por esta zona. Nunca me he podido sacar de la cabeza aquellos ataques y el monumento sólo hacía que recordarmelo más».

Al hablarle del futuro del monumento y de la propuesta de ARCA de mantenerlo, su opinión es muy clara: «Quién quiera conservar la Feixina, que se lo lleve a su casa».

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