Isabel Pacheco, junto a siete de sus hijos, cerca de su domicilio de la provincia de Vizcaya,
donde residen en la actualidad.- SANTOS CIRILO
Le dijeron que estaban muertas y enterradas y después, negaron que nacieran allí
JESÚS DUVA / NATALIA JUNQUERA - Madrid - 04/04/2011
Han pasado más de 50 años, pero Isabel Pacheco aún no ha olvidado el llanto de las dos niñas a las que dio a luz en junio de 1950 en el Hospital Civil de Málaga. Ese llanto y los comentarios de las monjas que le asistían en el parto es lo único que conserva de aquellas criaturas a las que jamás besó ni abrazó. Horas después de dar a luz le comunicaron que los bebés habían fallecido y que, incluso, ya habían sido enterrados. La documentación reunida ahora apunta a que eso era falso. Por eso, su hijo Andrés ha interpuesto una denuncia por "secuestro y falsedad documental".
Isabel residía en 1950 en Cártama (Málaga) y mantenía relaciones con Juan Pacheco, un chico del mismo pueblo. Fruto de esas relaciones, ella quedó embarazada cuando apenas tenía 16 años. No estaban casados. Llegado el momento del parto, a mediados de junio, la joven ingresó en el Hospital Provincial de Málaga.
"Mi padre quería haberse quedado en el hospital acompañando a mi madre, pero los médicos se lo impidieron alegando que el momento del parto era incierto. Por eso, le aconsejaron que se fuera a casa y que regresara al día siguiente", relata Andrés.
Al poco de marcharse Juan, Isabel empezó a dar a luz. Recuerda, pese al tiempo transcurrido, cómo oyó el llanto de una niña y los comentarios de las monjas -de la congregación de las Hijas de la Caridad- acerca de que tenía a otra segunda en su vientre. Al poco, en efecto, escuchó el lloro de esa otra chiquilla. A la joven madre, jamás le trajeron a sus hijas a la habitación.
A la mañana siguiente, Juan telefoneó al hospital para saber cómo estaba su novia. Le dijeron que había dado a luz a gemelas y que tanto ellas como su madre estaban bien. "Mi padre, lleno de alegría, dio la buena noticia a sus padres y a los padres de mi madre. Todos juntos se fueron tan contentos al hospital, a donde llegaron a mediodía", relata Andrés.
Sin embargo, el novio de Isabel y el resto de la familia recibieron un terrible mazazo: la gerencia del hospital les dijo que Isabel estaba bien, pero que "las niñas habían fallecido y las habían enterrado esa misma mañana, aprovechando que había habido otro fallecimiento" y que a las gemelas las habían sepultado junto a ese otro cadáver. "Ni mis padres ni mis abuelos se mostraron conformes con tales explicaciones. Lógicamente, exigieron ver los cadáveres de las gemelas. Pero el personal del hospital les replicó que no había ninguna solución al caso. Incluso llegaron a amenazarlos diciéndoles que lo mejor es que se fueran a casa porque allí no había nada que buscar ni que reclamar", explica Andrés. Ese mismo día, la familia regresó a su domicilio desconcertada por la extraña actitud de facultativos y empleados.
A fuerza de darle vueltas al asunto, Juan llamó en reiteradas ocasiones al Hospital Civil de Málaga y siempre recibió evasivas y amenazas. Harto de todo, se presentó a los tres días del parto en el hospital reclamando un justificante del ingreso de Isabel, pero se volvió a casa con las manos vacías: le dijeron que no había la menor constancia de que hubiera sido atendida allí.
Tras el duro trance vivido, Juan e Isabel decidieron casarse por la Iglesia dos meses después. Al poco, ella volvió a quedarse embarazada. Llegado el momento del alumbramiento, fue al Hospital Civil de Málaga, donde el 10 de octubre de 1951 dio a luz a un niño -el primero de los ocho hijos con que cuenta en la actualidad- asistida por Pepita García y María Lorenza Marín. Con ocasión de su ingreso, alguien abrió una ficha médica de la paciente en el que hay un apartado referido a "partos anteriores", en el que una mano desconocida escribió "dos gemelas hace un año". En ese documento, obtenido ahora por la familia, tal anotación es perfectamente legible pese a haber sido tachada. ¿Cómo figura ahí ese parto gemelar siendo que el hospital siempre había negado su existencia? Y ¿quién realizó aquella tachadura?
Hace unos días, la familia ha obtenido el parte de ingreso de Isabel correspondiente al parto gemelar, en el que fue asistida por Antonia Bedoya. Pese a que faltan por cubrir numerosos apartados, en cambio, sí está relleno el relativo a "feto", en el que alguien escribió a mano la palabra "hembras", aunque posteriormente también lo tachó de forma burda.
"Esta historia se ha comentado siempre en mi familia, sabedores de que algo terrible había ocurrido en el Hospital Civil aquella noche del verano de 1950. Algo que jamás nos hemos podido explicar y que ahora queremos que se aclare. Yo quiero saber qué fue de mis dos hermanas gemelas y que ellas sepan que las estamos buscando", dice Andrés.
Pacheco ha requerido datos sobre el caso tanto al hospital como a la Diputación Provincial de Málaga, que custodia los archivos procedentes de ese centro médico. Pero en ninguno de ellos hay la menor referencia al fallecimiento de unas gemelas. Como tampoco hay constancia de un presunto aborto sufrido por Isabel en ese hospital. "Ese aborto consta en un parte de asistencia, pero es falso: mi madre jamás tuvo un aborto", recalca Andrés.
Por otra parte, el Ayuntamiento de Málaga ha realizado, a petición de la familia Pacheco, un exhaustivo rastreo en los viejos libros de inhumaciones de los cementerios de San Rafael y San Miguel en busca del enterramiento de los cadáveres de las gemelas. "No hay la menor pista. No figuran en ninguno de esos registros. Sabemos que nacieron en junio de 1950, pero hemos ampliado la búsqueda a los meses anteriores y posteriores... ¡y no hay nada!", dice Juan. Y sus aseveraciones las certifica por escrito la técnica del archivo municipal María del Rosario Barrionuevo Serrano. ¿Cómo explicar este misterio? Sencillamente resulta inexplicable.
"Mi padre se murió con la pena de no haber encontrado jamás a sus hijas gemelas", se lamenta Andrés Pacheco. A tenor de la documentación reunida, él cree que lo que sucedió con sus hermanas desaparecidas constituye un supuesto de venta y trata de personas, además de secuestro y falsedad documental. Por eso, asesorado por el letrado Javier Viaña de la Puente, presentó la oportuna denuncia el pasado 9 de marzo ante el juez de Bilbao Francisco Javier Tucho Alonso. Este ha dispuesto transferir el asunto a los juzgados de Málaga.
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